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33 Pero aquel hombre, el señor del país, nos dijo: “Voy a comprobar si son gente honrada: dejen aquí conmigo a uno de sus hermanos mientras los demás llevan algo de grano para calmar el hambre de sus familias; 34 pero a la vuelta deberán traer a su hermano menor. Así sabré que no son espías, sino gente honrada; entonces les devolveré a su hermano y podrán comerciar en mi país”.

35 Cuando vaciaron sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de preocupación.

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